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Crisis migratoria y de refugiados: exigimos una respuesta coherente con los valores fundacionales europeos

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Madrid, 1 de septiembre de 2015.- Ante la peor crisis migratoria y de refugiados desde la II Guerra Mundial, la Coordinadora de ONGD exige al gobierno español y a la UE la adopción de medidas inmediatas para asegurar que:

  1. Se cumplan los convenios internacionales y las directivas y reglamentos europeos en materia de asilo y refugio;
  2. Se abran rutas legales y seguras para evitar que las personas que huyen del conflicto y persecución se vean obligadas a realizar viajes tan peligrosos;
  3. Se garanticen sistemas adecuados de acogida para la población refugiada;
  4. Se garantice la Ayuda Humanitaria  bajo los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia;
  5. Se adopten medidas coherentes para luchar contra la desigualdad, reducir la pobreza y prevenir los conflictos armados en las zonas de origen.

2015 va camino de convertirse en el año con mayor número de personas refugiadas y desplazadas de la historia. Según datos de ACNUR, 60 millones se vieron forzadas a abandonar sus hogares en todo el mundo. Los países empobrecidos acogen al 86% de las personas refugiadas y migrantes.

En los primeros seis meses de este año más de 400.000 personas han solicitado asilo en los países europeos. Cada día, 3.000 personas intentan cruzar las fronteras de Europa. Mientras se construyen vallas y se endurecen los sistemas fronterizos, la población continúa huyendo de conflictos bélicos que ponen en riesgo su vida y la de sus familias. No hay muros que puedan frenar el derecho de las personas a encontrar un sitio seguro donde vivir.

La mayoría de huyen de países como Siria, Eritrea o Afganistán donde su vida corre serio peligro a causa de conflictos armados muy violentos. El caso más grave es el de Siria; un tercio de los hombres, mujeres y niños que llegan por mar a Italia y Grecia proceden de este país del que han tenido que huir más de 4 millones de personas. Tal situación ha llevado a ACNUR a calificar la situación como una crisis fundamentalmente de refugiados.

En el camino de huída la pérdida de vidas es dramática. Datos oficiales arrojan la cifra de 3.500 muertes en 2014 y casi 2.000 en lo que llevamos de año. Eso sin contar aquellas que, debido a las circunstancias en las que se producen, no son recogidas por las estadísticas. Se están perdiendo miles de vidas ante una Europa que mira para otro lado sin que sea capaz de proteger a las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo. Una Europa que está incumpliendo sistemáticamente los convenios internacionales asumidos en esta materia y que se aleja cada vez más de sus valores fundacionales.   Dado que la mayoría de las personas que están llegando a las fronteras europeas huyen de conflictos bélicos y temen por su vida, la UE debe cumplir tanto la Convención de los Refugiados de 1951 como las directivas y reglamentos europeos que protegen a las personas que solicitan asilo.

La respuesta de Europa y de España, muy lejos de la obligación legal de proteger a las personas   El pasado mes de mayo, Europa sustituyó su Operación Mare Nostrum –destinada al rescate de personas- por la Operación Tritón – una misión “civil y militar” cuyo objetivo es el control de las fronteras y el combate a las mafias de inmigración ilegal. Esta decisión ha supuesto una muy preocupante militarización de la zona que puede derivar en conflictos aún más complejos con gravísimas consecuencias para quienes buscan refugio. La situación se ha convertido en un círculo vicioso: en lugar de proteger a las víctimas se ha optado por bloquear las fronteras y aumentar los controles. Esto ha hecho que se incremente el negocio de las mafias, que a su vez son utilizadas como objetivo de las actuaciones políticas que las combaten en primera instancia en lugar de atajar las causas que provocan la crisis humanitaria.

La Unión Europea ha fracasado en su intento de realizar un reparto de 40.000 personas refugiadas entre los países miembro de acuerdo a criterios económicos y demográficos. (La cifra, comparada al número de personas susceptibles de ser consideradas refugiadas, era irrisoria y completamente fuera de la realidad y de las necesidades presentes y futuras). España ha ofrecido acoger tan solo a 1.300 de los 4.300 que le correspondían. La vicepresidenta del gobierno, Sáez de Santamaría, ha advertido que el gobierno no va a ampliar su compromiso porque “la capacidad de acogida de refugiados está saturada por la inmigración”. Las declaraciones de Rajoy sobre este asunto también eluden la responsabilidad que debería asumir ante la peor crisis humanitaria en décadas.

Más allá del analizar si el sistema del reparto es el más adecuado para hacer frente a una crisis de tal complejidad y dimensiones, vale la pena recordar comparar la  población refugiada que acogen países con menos recursos  para atender a la población refugiada muy inferiores a los de la Unión Europea. El caso más impactante es Líbano, donde la población siria refugiada alcanza 1,1 millones, lo que supone 50 veces más que la población acogida por toda Europa y un cuarto de la población libanesa total. Líbano sí se encuentra en una situación límite; España, no.

Según los últimos datos de CEAR, España recibe tan solo un 0,9% de las solicitudes de asilo en Europa. Este año, según las cifras de Eurostat, España solo ha admitido el 20% de las 3.800 solicitudes de asilo recibidas.

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